Evolución de las serpientes
Por: Gefú Ambrosi
Sueño con serpientes,
con serpientes de mar,
con cierto mar, ay, de serpientes
sueño yo.
Silvio Rodríguez
¿De dónde vinieron?
La escasa información fósil de la evolución de las serpientes ha llevado a los científicos a debatir sobre dos posibilidades. Las serpientes actuales ¿vienen del mar o vienen de la tierra? Todos opinan que descienden de los lagartos del periodo Cretáceo y que poco a poco perdieron las extremidades, pero la discusión radica en resolver, de dónde vinieron.
La primera versión decía que las serpientes provenían de los lagartos marinos ya extintos llamados mosasaurios; lo que muchos científicos dieron por válido al encontrar unos fósiles en 1980 cerca de la ciudad de Jerusalén que datan de hace 95 millones de años. Aquellos fósiles se denominaron: Haasiophis terrasanctus y Pachyrachis problematicus.
La segunda teoría sobre la evolución de las serpientes nos dice que descienden de los grandes lagartos terrestres, muy parecidos a los lagartos monitor..
Primero argumentaban su postura diciendo que si existen aproximadamente 2,700 especies de ofidios en el mundo, ¿por qué hay tan pocas especies marinas?
Si realmente procedieran del mar, deberían abundar las serpientes marinas y existir menos terrestres.
En el 2003 fue descubierto por el científico Sebastián Apesteguía, un fósil llamado Najash rionegrina, en la Patagonia, Argentina, donde se puede apreciar perfectamente un sacro bien definido que sostiene una pelvis y patas traseras funcionales, fuera de su caja toráxica.
© H. Zaher
Como ya mencionamos, hoy se ha podido establecer que las serpientes alguna vez tuvieron pelvis y patas.
De hecho, las boas y los pitones conservan dos pequeños espolones que son vestigios de la extremidad posterior que portaban sus antepasados.
“La importancia de este fósil radica en que es la primera serpiente con un sacro. Representa una morfología intermedia que nunca antes había sido observada”, dijo Hussam Zaher, conservador de Herpetología en la Universidad de San Pablo, en Brasil, y miembro del equipo investigador.
Los dos científicos (Zaher y Apesteguía) como bien lo señala Heber Rizzo, sostienen que: “el fósil de Najash apoya la teoría de que las serpientes evolucionaron en tierra firme, y que finalmente perdieron sus miembros para arrastrarse sobre el suelo”.
El descubrimiento de Apesteguía es el eslabón perdido que permite demostrar que las serpientes terrestres no evolucionaron en el mar. Zaher mencionaba en New Scientist: “Ahora podemos rechazar la hipótesis del origen marino. Este fósil Najash sugiere que los lagartos mosasaurios no eran el grupo más cercanamente emparentado con las serpientes. Y por el contrario, las serpientes marinas con patas pertenecen a un linaje más reciente y probablemente representan la primera invasión del mar de las serpientes”.
El fósil de Najash, encontrado en Argentina tiene a su favor que es el más antiguo conocido hasta el momento y demuestra por la estructura esquelética, que las serpientes estaban adaptadas para vivir en tierra firme.
No obstante, la discusión continúa porque Michael Caldwell, de la Universidad de Alberta, Canadá, investigador que reintrodujo la hipótesis marina, señaló que “sin haber identificado al ancestro más cercano de los ofidios, no hay una forma robusta de aclarar la cuestión sobre el origen de las serpientes”; idea a la que se suman también muchos científicos alrededor del mundo.
La evolución de los ofidios sigue siendo hoy en día, un misterio.
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